Hoy por tí , mañana por mí!!!

 Se llama Arancha, Arturo, cada día los nombres cambian y yo sigo intentando paliar el sufrimiento de mis pacientes, presencia, escucha y altas dosis de cariño.....





Por los pasillos de mi Hospital.

Cruzas miradas con compañeras conocidas, pero también con pacientes. 

Cada uno su historia, unos bajan a quirófano, otros a consulta, otras llegamos al trabajo. 

Todo ocurre por algo, alguna mirada te sorprende. Hace mucho que no la ves y el abrazo es enorme.

Te paran para decirte que nuestra compañera Petri, acaba de fallecer por un cáncer. Que dolor!!! Que pena!!!.

Todo ocurre muy deprisa. No me había enterado que estuviera enferma, que estuviera ingresada, me gustaría haberme despedido de ella. Me dicen un día se acercó a cancelar citas médicas, a despedirse de las compañeras, pero no la ví.

Me deja parada, la de gente que he conocido, la gente que por accidente nos ha dejado.

Pacientes bajan a cirugía. La familia llora. Escuchas y el mero hecho de hacer presencia le alivia. Preguntas como puedes ayudarles. Es fácil sentir su dolor. Fácil pensar que se le está pasando por su cabeza. Cuando se cruzan las miradas, es fácil saber lo que sienten. Los abrazos son curativos. Llegan al alma.

Es una empatía tan fuerte que llegas a sentir su tristeza, su dolor, leer su mirada.

Los familiares con sus ojos llorosos, no quieren derrumbarse delante del paciente, intentan mantenerse con entereza.

Pero somos seres humanos con emociones, estas contagian. Las miradas dan fe de como se encuentran, su estado de ánimo. Aprendemos a interpretar sus gestos, su sentir, su pensar, su dolor, su miedo, su incertidumbre. 

Se aprende cada día. ..

Al principio fortaleza, que va mermando según avanzan los días de ingreso. 

Como un libro abierto, lo van deshojando, dejan al descubiertos sus sentimientos, su alma. 

Te das cuenta de tu labor, de apoyo, de seguir en la brecha, de dar cariño, cercanía, apoyo psicológico, un abrazo. 

Agradecen tu presencia, tus palabras reconfortantes, valoran tu esfuerzo, tu fortaleza para ayudar, a pesar de todos los pacientes, este día vosotros me necesitasteis más que otros. 

Tus ojos Arancha suplicaban ayuda, escucha, cercanía, consuelo, humanización. 

Allí estuve, salí muy tarde de trabajar, no te podía dejar de cualquier manera, me tenía que ir a casa con la satisfacción del trabajo bien hecho.

Gracias por dejarte ayudar. Gracias por ser tan fuerte. Vi tu sonrisa entre tus lágrimas, poco a poco recuperaste tu entereza y me fui tranquila a casa.

La vida es así, un boomerang, tomamos de nuestra propia medicina, a veces os cuidamos, a veces somos pacientes, como no os vamos a comprender? 

El tiempo pasa rápido, tenemos que seguir invirtiendo en que no nos falten manos para cuidaros.

Mucho ánimo valiente!!

Un abrazo entrañable. 

Fdo. Victoria Martín Egido.

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