SIGLO XXI

Caminando entre el mundanal ruido, sin prisa pero sin pausa, observas sin saber, porqué soledades y tristezas, el hombre ha de tener.
Una vorágine que te absorbe , un sin parar que te atrapa, unos pies doloridos...una mirada perdida de almas a la deriva por doquier.
Hambre de compañía, de que unos ojos te miren, un buen hombre negro en una esquina sentado en una cafetería, de penetrante mirada, mayor y solo , con tristeza y preocupación en sus facciones miraba un pequeño papel, que a qué lugar le trasportaba de recuerdos...él soñaba ;
Con maletín de cuero marrón, su traje y su corbata...solo leí en sus ojos soledad arraigada;
Se cruzaron las miradas y por un momento cambió su semblante, me sonrió, se dio cuenta que yo le miraba, me dio con la mano, feliz por un instante le vi y yo amable con él le devolví la sonrisa y con una mano me despedí.

Comentarios